¿Saben qué? ya me dieron ganas de jugarlo de nuevo... Ahorita regreso.Esos tiempos de primaria, donde si a alguien le gustaban las mismas cosas que a ti eso hacía que esa persona fuese casi instantáneamente tu amigo. Y durante mi último año de primaria los videojuegos eran un tema bastante usual.
Recuerdo muy bien un día en el cual un amigo me platicaba que para Xbox tenía “Blinx, un juego de un gato con una aspiradora que mueve el tiempo… y pelea con cerdos” Accedió a prestármelo para que lo jugara, propuesta que no acepté a pesar de que el concepto del juego me pareció loquísimo y lo primero que le dije fue “ay ya me dieron ganas de jugar eso” y todo porque sabía que si me prestaba el juego yo tendría que hacer lo mismo en un futuro, y pues una de las reglas de la casa era que no podía prestar mis juegos a nadie.
Así que como última opción tuve que insistir para que pudiesen comprármelo, en verdad me llamó mucho la atención y deseaba jugarlo. Y pues finalmente, después de esperar pacientemente (bueno, no tanto) como regalo de cumpleaños obtuve una copia de Blinx: The Time Sweeper.
Y efectivamente, todo me pareció genial, era divertido, tenía buen reto ¡y el protagonista era un gato! Un juego que disfruté bastante, y lo hice tanto que no me lo pensé dos veces y en cuanto salió su secuela traté de conseguirla lo más pronto posible.
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